sábado, 6 de noviembre de 2010











Si necesitas preguntar, es que ya sabes la respuesta. No digas nada, sabes que no hay palabras que puedan contradecir los gestos, las miradas, cada una de las expresiones de tu cara. Si necesitas poner voz a lo evidente, transformar en frases lo que se aprecia, tan sólo es porque quieres confirmarlo. No te dejes engañar, a veces las palabras mienten, no cuesta pronunciarlas y se olvidan fácilmente. Tal vez los otros signos sean más sutiles, menos perceptibles, pero son los que van más allá de la voz. En ellos podes confiar, aunque a veces, busquemos ciegamente, ignorando los que se muestran abiertamente, esperando encontrar aquello que anhelamos. No preguntes, o te obligarás a escuchar respuestas que tal vez no esperas...